lunes, 28 de julio de 2014
La vuida del Tamarindo - Ecuador
Cuenta la vieja leyenda la historia de un árbol
de tamarindo ubicado cerca de lo que ahora conocemos como el Hospital
Guayaquil, el que en aquella época de los años veinte no era más que una finca.
Resulta que este era un lugar en donde las altas horas de la noche y el alcohol
era la mezcla perfecta para atraer a los tunantes, como eran conocidos los hombres
tras el trago, que caminaban solos de regreso a casa. En este trayecto, dicen que aparecía
una mujer vestida de negro atrayendo
constantemente a los tunantes. Luego de unos minutos, estos hombres la seguían,
más bien perseguían, a la hermosa dama hasta llegar al árbol de tamarindo. Al
voltearse, se llevaban la gran sorpresa que era una calavera que hacía que los
hombres se desmallen o mueran chorreando espuma por la boca.
lunes, 14 de julio de 2014
El Cadejos - Costa Rica
En una humilde familia, el padre solía emborracharse en
las cantinas con frecuencia y cuando llegaba a horas de la madrugada a su casa,
hacía grandes escándalos. Se ponía a amenazar a cualquiera que se atreviera a
ponerle la mano encima. Muchas veces le pegaba salvajemente a su mujer por
motivos insignificantes. El hijo mayor de la familia, cansado de la actitud de
su padre, decidió pegarle un susto una noche cuando regresaba de sus andanzas
nocturnas.
Se consiguió un cuero peludo y cuando ya era hora de que
su padre volviera, se dirigió hacia un pinto oscuro y solitario del camino, por
el cual tenía que pasar su padre de regreso a casa.
Cuando el niño distinguió la sombre del hombre que se
acercaba, avanzó de cuatro patas al encuentro de su padre, convertido en un
horrendo animal.
El padre al ver aquella aterradora aparición, casi le da
un ataque por el susto y corrió rápido alejándose de aquel lugar.
La aparición del raro y atormentador animal continuó saliéndole
al cuento en el mismo paraje cada vez que el padre volvía de sus borracheras. A
pesar de todos los sustos, el padre no abandonaba su mala conducta y mucho
menos el vicio del licor.
Un día el hombre logró dominar el miedo que aquella
horrible aparición le producía y levantó la cruceta para acuchillar al espanto
pero antes del primer golpe, el hombre escuchó la voz de su hijo que muy
temeroso le gritaba que todo había sido una broma, que lo perdonara y que no lo
matara.
El padre no le gusto ser el
objeto de burla de su hijo y profirió una maldición en el muchacho: “De cuatro
patas andarás toda la vida.” La maldición se cumplió y aquel hijo se convirtió
en perro grande y negro, que la noche más oscura no lo es tanto como su
negrura. Esa fue la maldición que recibió el muchacho por haber asustado a su
padre: el sería el Cadejos, para horror de la gente y asustar a todos los
borrachos que anden ambulando por las calles.
Namarasotha - Moçambique
Hace mucho tiempo atrás había un hombre llamado Namarasotha - Era
pobre y caminaba siempre con la ropa rota. Un día se fue de casería y cuando
llego encontró un Antílope muerto. Llevó el Antílope y cuando se preparaba para
asar la carne del animal apareció un pájaro que le dijo:
“Namarasotha, no debes comer esta carne. Debes continuar caminando que más
adelante se encuentra la mejor cosa para ti.” El hombre dejo la carne y
continuó caminando. Algunos metros después encontró una gacela muerta. Se
sintió tentado nuevamente en asar la carne, cuando surgió otro pájaro que le
dijo:
“Namarasotha no debes comer esta carne, sigue siempre hacia adelante que lo
mejor se encuentra allá.” Obedeció al pájaro y continuo caminando hasta que
vio una casa junto al camino, paró y una mujer que lo estaba esperando en
la puerta de la casa lo llamo, pero él tuvo miedo de acercarse a ella,
pues estaba con la ropa rota y sucia. “Acérquese dijo la mujer.”
Namarasotha se acercó a la mujer y ella le dijo que entrara a la
casa. Él con mucho miedo entro y la mujer le dijo:
“Ve al baño, lávate y ponte la ropa que se encuentra allá.” Él fue, se lavó
y se vistió con la ropa que le dijo la mujer.
En seguida la mujer le dijo, “esta es tu casa y yo soy tu esposa de hoy
adelante. Tu eres el dueño de la casa.” Namarasotha quedo muy contento
con la situación, porque iba dejar de ser pobre y pasaría a ser un hombre rico.
Un cierto día había una fiesta a la cual tenía que
asistir. Antes de salir para la fiesta, la mujer le dijo, “a la fiesta a la
cual vamos no debes de mirar para atrás cuando te levantes para bailar.”
Namarasotha de acuerdo, salió junto a la mujer para la fiesta.
Cuando llegaron a la fiesta Namarasotha comenzó a tomar
cerveza de harina de yuca y se emborrachó. Comenzó a bailar al ritmo del tambor
y cuando la música estaba muy agradable el terminó girando y mirando hacia
atrás. Después de eso se quedo sin mujer, pobre y con la ropa rota nuevamente.
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